En esta cuarentena a la que todos nos vemos forzados surgen numerosas iniciativas para hacer más llevadero el día a día y muchas veces con la única intención de que el tiempo pase más rápido o de que el aburrimiento no nos consuma.
Este confinamiento y, todavía lejos de nuestra parroquia, también puede ser un buen momento para seguir cuidando y alimentando nuestra fe.
Si es verdad, que ya no es posible hacerlo de forma presencial en la comunidad con el grupo de fe habitual o dentro de nuestra pastoral. Pero los medios actuales y los numerosos recursos que tenemos a nuestra disposición nos permiten seguir conectados, cultivar nuestra interioridad y ayuda a que otros también la cultiven. Para ello hemos elaborado una pequeña guía que recoge algunas propuestas sobre como seguir cuidando la fe junto a tu grupo o comunidad laica.
Mantener la rutina
Seguro que una de las recomendaciones que más has escuchado es la de mantener una cierta rutina diaria y semanal que te ayude a conservar un cierto nivel de actividad. Por eso y gracias a las tecnologías actuales no hay excusa para seguir manteniendo las reuniones habituales con tu comunidad o tu grupo de fe, o incluso con tu grupo de catequesis.
Quizás haya que reajustar horarios, duraciones y temporalidad, pero con un poco de voluntad y una buena planificación seguro que es posible seguir manteniendo una rutina e incluso verse a pesar del distanciamiento social.
Mantener la rutina
Seguir poniendo en presencia de Dios en este tiempo de cuarentena, lo que vivimos, lo que pasa en nuestro entorno y lo que compartimos como humanidad es fundamental. Sin duda todos nos encontramos algo desorientados y sin un horizonte demasiado claro sobre el final de esta situación. Por ello esta es una gran ocasión para buscar esa presencia de Dios que nos ilumine y nos siga dando esperanza.
Identifica la forma en la que te sientes más cómodo orando y casi seguro que puedes seguir haciéndolo de la misma forma.
Puedes seguir participando en la misa diaria, ayudarte con la Biblia que tienes en casa, con el evangelio del día online, con materiales específicos para grupos de jóvenes y catequesis, con una sencilla propuesta de ejercicios espirituales a distancia, desde el vaciamiento interior que nos propone la Escuela del silencio, siguiendo la oración diaria de laudes o del rosario, con alguna oración comunitaria especial o acompañando al Papa Francisco en sus intenciones, incluso con los numerosos materiales de oración y espirituales que se comparten estos días en las redes sociales y a través de WhatsApp.
Un tiempo para la formación y la reflexión
Aprovecha para formarte y profundizar en los temas que te interesan, seguro que hay muchos para los que nunca hay tiempo y ahora tienes tu oportunidad de dedicarles tiempo a nivel personal o como grupo.
Puedes aprovechar los numerosos recursos existentes en Internet, los videos sobre diversos temas de formación en los que profundizar, o apoyaros en un buen libro de alguna editorial de confianza.
También es un buen momento para poder reflexionar sobre los temas que nos llaman la atención de la fe aprovechando las charlas online, con alguna meditación que nos inspire, con los comentarios habituales de nuestros artículos de blogs o con algún nuevo recurso de fe que encuentres en Internet.
Identifica la forma en la que te sientes más cómodo orando y casi seguro que puedes seguir haciéndolo de la misma forma.
Puedes seguir participando en la misa diaria, que se da de manera virtual y ayudarte con la Biblia que tienes en casa, con el evangelio del día, con materiales específicos para grupos de jóvenes y catequesis, con una sencilla propuesta de ejercicios espirituales a distancia, siguiendo la oración diaria de laudes o del rosario, con alguna oración comunitaria especial o acompañando al Papa Francisco en sus intenciones, incluso con los numerosos materiales de oración y espirituales que se comparten estos días en las redes sociales y a través de WhatsApp.
Siempre hay espacio para la solidaridad
Otra forma de compartir es unirse a alguna de las numerosas campañas solidarias que se están poniendo en marcha a través de iniciativas que buscan diversos tipos de voluntariados de proximidad (por teléfono, en tu barrio, etc), escribir cartas a los pacientes en los hospitales, dar apoyo a nuestros mayores, o la colaboración en la elaboración de mascarillas y otros utencilios que a otros pueden ayudar mucho.
Sin duda estamos viviendo un tiempo diferente y especial que dejará su impronta en nuestra historia personal y comunitaria. Te invitamos a aprovechar esta posibilidad para profundizar en lo que nos hace humanos, en nuestra relación con los otros y con Dios, y a desprenderte de lo superficial, que se nos había adherido como algo aparentemente irrenunciable. El distanciamiento social no es un encierro que nos limita, como todo tiempo, lo es de oportunidades y con apertura a la esperanza. Muchas bendiciones para tu hogar.