El Señor te cuidará en el hogar y el camino desde ahora y para siempre”.
Salmos 121: 7-8
Confiados en la promesa del Señor, la vida es dichosa porque nos permite gozar de la familia, del afecto y amor que nos une; por la esperanza con que aguardamos el día de mañana; por nuestra salud, el trabajo, por los amigos y por el pan de cada día.
Danos una vida de paz, que colme totalmente nuestro corazón y destierre el invisible rencor. Infunde en nuestros sentimientos fuerza y voluntad para no caer en tentación.
Colma nuestro caminar de alegría y sosiego; guárdanos de los pensamientos tristes y oscuros. Anima nuestros anhelos y sueños para tener una vida al servicio del que lo necesita y afianza nuestro tesón para perdonar, a los que nos ofenden, setenta veces siete.
Moldea esta vida para que sea dichosa, por el amor de Jesucristo nuestro Señor.
Por: Alicia Huallpa Cáceres